La compañía aseguradora de dos anestesistas tendrá que abonar una indemnización de 1,7 millones de euros a la familia de una mujer que se encuentra en estado vegetativo desde 2010 a raíz de una operación de tiroides (negligencia medica) en el Hospital de Molina.
La paciente sufrió complicaciones durante la intubación que derivaron en 25 minutos de hipoxia, sin que se tomaran a tiempo las medidas necesarias para corregir este déficit de oxígeno, según señala la Audiencia Provincial de Madrid en una sentencia que confirma el fallo de un juzgado de primera instancia.
La paciente fue derivada al Hospital de Molina por el Servicio Murciano de Salud (SMS), y fueron dos anestesistas del sistema público los que la atendieron. Sin embargo, la indemnización no correrá a cargo de la aseguradora del SMS porque la denuncia se interpuso contra una compañía que en el momento de la intervención todavía no había firmado contrato con la Administración. Por este motivo, los 1,7 millones los tendrá que asumir la Agrupación Mutual Aseguradora (AMA), que cubre a los profesionales a través del Colegio de Médicos.
La paciente fue derivada al Hospital de Molina para someterse a la extracción del tiroides debido a un bocio multinodular. «Las negligencias comenzaron casi desde el principio de su estancia en el centro hospitalario», ya que «no hay constancia de que la mujer fuese informada de que las dificultades para la intubación pudieran conllevar una hipoxia con daños neurológicos», subraya el bufete de Rafael Martín Bueno, abogado especialista en negligencias médicas que ha llevado el caso. La paciente ya había sufrido complicaciones en una intervención anterior, una cesárea. «No existe en las actuaciones y en la historia clínica información alguna que explique» por qué pese a estos antecedentes los anestesistas «se limitaran a descartar riesgo alguno, incluida la propia causa de la intervención quirúrgica (bocio multinodular), y no tomaran precaución», señala la Audiencia Provincial en su sentencia. «Tampoco se ofrece explicación que justifique» lo que ocurrió en el quirófano.
La intubación falló en tres ocasiones. Se pasó a usar una mascarilla laríngea supraglótica, que tampoco surtió efecto, ya que la paciente presentaba broncoespasmo severo (contracción de los bronquios que impide respirar). Se decidió entonces realizar una traqueotomía urgente, pero para entonces la hipoxia ya había causado daños cerebrales severos e irreparables. Los anestesistas argumentaron en el juicio haber seguido los protocolos establecidos, pero el juez concluyó que no se evaluó correctamente el caso.
Fuente: LaVerdad.es